Así es la vida


El amor, atravesado por el tiempo

La comedia costumbrista instala humor y emoción en una Buenos Aires que se transforma al ritmo de las relaciones cambiantes de una familia de clase media. La puesta construye un ambiente nostálgico y reconocible.

Los autores Nicolás de las Llanderas y Arnaldo Malfatti escribieron esta comedia costumbrista en 1934, y ese mismo año fue estrenada por la compañía de Enrique Muiño. Tuvo su versión cinematográfica y la última puesta se presentó en el Cervantes en 1982, con las actuaciones de Tincho Zabala, Pepe Novoa y Malvina Pastorino.
Pasaron muchos años, y el director Santiago Doria (responsable de éxitos como Conversaciones con mamá y El conventillo de la Paloma, entre tantos otros) retoma el material para retratar a una familia argentina de clase media en tres épocas diferentes: 1905, 1916 y 1934. Desde el apogeo y desmembramiento del clan hasta la llegada de las nuevas generaciones y las consecuencias que traen al seno del hogar.
Lo único que parece inalterable a pesar del paso del tiempo es el amor que profesa el patriarca (Roberto Carnaghi) por su mujer (Rita Terranova) y sus hijas e hijo, en medio de una convivencia que incluye a otros personajes. Bajo el techo de la galería aparecen el tío político (Mario Alarcón, en una excelente composición después de Jettatore) que trabaja para los conservadores y se encuentra en una lucha eterna con el orden establecido por el dueño de casa y un simpático italiano solterón (Salo Pasik) que da los toques justos y necesarios de humor.
La obra transita con emoción por los vínculos familiares y logra una pintura de época que se acomoda a los tiempos actuales. En lugar de los clásicos apagones o las caídas de telón para cerrar cada acto, se ven proyecciones que pintan en una pantalla gigante a una Buenos Aires en pleno cambio.
Los lugares emblemáticos de la ciudad y las publicidades de varios productos permiten la inmediata –y bulliciosa– identificación por parte del espectador.
La casa "tipo chorizo", atravesada por el patio como centro de reunión y discusión (por donde pasan todos los personajes) se convierte en una pieza fundamental que queda al descubierto gracias a la escenografía de Rene Diviú. Su trabajo se potencia con el escenario giratorio que permite apreciarla desde diferentes puntos de vista.
Gracias al buen desempeño de todo el elenco la pieza prosigue su marcha con fluidez y a lo largo de casi noventa minutos: Malena Solda encuentra el perfil ideal para la hija "sufrida"; Mariano Mazzei (visto en la reciente El corazón del incauto) es el socialista que se "ve" como a alguien extraño y sospechoso dentro de la casa y Felipe Colombo en el rol del hijo que discute y busca mejores horizontes.
La dirección logra los climas necesarios que se van generando con el paso del tiempo, los cambios que se registran en cada uno de ellos y la muerte que llega sin avisar. El eslabón fundamental de todo este engranaje de época es la presencia de Roberto Carnaghi, el actor ideal para que la historia tenga el tono  adecuado de nostalgia y la visión acertada de un mundo lejano pero no por eso ajeno a todos. Porque simplemente… así es la vida.


La ficha

Autores: Arnaldo Malfatti y Nicolás De Las Llanderas. Dirección: Santiago Doria. Con: Roberto Carnaghi y elenco.
Teatro Nacional Cervantes.

Fuente: Tiempo Argentino

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